Respecto de la eventual propuesta de medidas de mitigación que ofrecerían los impulsores del Templo Bahai tendientes a compensar el impacto invasivo que tendría el proyecto, cabe señalar lo siguiente:
Los vecinos del loteo optamos por vivir en Arboretum, habiendo tenido la opción de comprar casa en La Dehesa o Los Dominicos. No estamos en contra del proyecto Templo Bahai por razones religiosas o porque “no nos gusta”. Estamos por defender nuestra opción de vida y a diferencia de los impulsores del Proyecto Templo Bahai, léase abogados, arquitectos, asesores, Directiva del Club de los Old Boys, etc., que están haciendo un negocio, nosotros vivimos en el loteo y seríamos los directamente afectados por el proyecto, que altera las reglas del juego de tal forma que sufriremos directamente las consecuencias. Los demás estarán lejos de aquí, no se afectará su opción de vida y si los topamos en alguna parte, a lo más nos pedirán disculpas pero el daño ya estará hecho.
En este contexto, el proyecto parte del “supuesto base” que el control de acceso al loteo se mantendrá, en similares características como las actualmente existentes, incluso reforzadas, aunque no sabemos como se concilia ello con la disposición de la Municipalidad a que el Templo sea rodeado por un “parque público”. Aparentemente, sólo parece una cuestión de "negociar" la cantidad de guardias, mantención de los jardines, etc.
No obstante, el "supuesto base" es utópico. En efecto, una vez recibido un loteo, las calles pasan a ser "bienes nacionales de uso público", en virtud del artículo 135 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones. Una vez que tienen esa condición, son de aquellos bienes que pertenecen a la Nación toda, sin posibilidad alguna de limitar los accesos o el goce de tales bienes.
Cuando los usuarios de un "bien nacional de uso público" están muy delimitados, como ocurre en un "pasaje", la Autoridad permite que se puedan cerrar, lo cual importa un cierto "control de acceso", aún cuando jurídicamente, si cualquier persona quiere entrar o transitar por ese bien, podrá hacerlo.
En el caso del Loteo, la calle Arboretum Sur ha funcionado en un esquema de "pasaje", por cuanto la Municipalidad entiende que el acceso es "terminal", en el sentido que las calles interiores no comunican con otras calles hacia el exterior. Esto ha funcionado, sin que nadie lo impugne, dado que no hay opositores, al igual que en la gran mayoría de los loteos de La Reina y Peñalolén, que tienen la misma regulación.
Sin embargo, cuando esté funcionando el Templo Bahai, aunque pongan mil guardias, los accesos al loteo se convierten en una instancia de tránsito a otro lugar. Por ende, no hay modo alguno que puedan controlarse los accesos a un bien nacional de uso público. Cualquier persona que diga que se dirige a ese Templo podrá entrar, con o sin el consentimiento de los guardias.
Una vez que entre por calle Arboretum Sur, toda persona podrá usar y gozar de las áreas verdes públicas del loteo, las que, según el mismo 135 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, también pasan a ser "bienes nacionales de uso público".
En resumen, cualquiera sea el acuerdo que se alcance con la comunidad Bahai, es completamente antijurídico si menoscaba el carácter de "bien nacional de uso público", que pertenece a la Nación toda. Por lo tanto, ¿cómo se pretendería "controlar" el acceso a determinadas personas, siendo que ni siquiera se podrá limitar el horario de acceso por la noche?. El tema tiene muchas más aristas jurídicas que las que se piensan a primera vista.
El modo de usar o gozar de los "bienes nacionales de uso público" no depende de acuerdos entre privados. Más aún, ni siquiera la Autoridad Pública puede disponer libremente de tales bienes, puesto que se trata de una naturaleza de bienes regulados por la Constitución Política, a favor de la Nación toda.
Todavía más, verdaderas medidas de mitigación que satisfagan a los vecinos implican resolver plenamente los puntos indicados en nuestra carta a la CONAMA, tales como la construcción de una vía expresa previa a la construcción del Templo (continuación de Grecia y desvío al Norte hacia el templo por ejemplo) que también sea la vía de acceso al proyecto en operación, el manejo de residuos sólidos de los servicios sanitarios que se construyan para el Templo y anexos –no suficientemente explicitados en el EIA-, enfrentar los riesgos de inundación asociados a la quebrada Nido de Águila, etc.
¿Y qué pasará con la diversidad de aves de distintos colores que nos acompañan, que dejarán de cantar, de trinar y de despertarnos en las mañanas si es que hace el proyecto?. ¿Quién nos compensará por ello?.
Y a todo ello hay que agregar un impacto que no se puede mitigar porque la sóla existencia del Templo impide conservar el entorno: Hay quienes podrán decir que la comunidad de Peñalolén gana con el parque que rodeará al Templo, en desmedro de los vecinos de Arboretum, pero casi 7 millones de santiaguinos (peñaloleninos inclusive) perderán en la medida que un “tulipán gigante” de 30 metros nos cortará la vista a la cordillera a medida que nos acerquemos al Oriente.
Cuidado con las promesas que tienen el objetivo de cambiar nuestra opción de vida y de compensar la pérdida de algo artístico e incalculable.
Los vecinos del loteo optamos por vivir en Arboretum, habiendo tenido la opción de comprar casa en La Dehesa o Los Dominicos. No estamos en contra del proyecto Templo Bahai por razones religiosas o porque “no nos gusta”. Estamos por defender nuestra opción de vida y a diferencia de los impulsores del Proyecto Templo Bahai, léase abogados, arquitectos, asesores, Directiva del Club de los Old Boys, etc., que están haciendo un negocio, nosotros vivimos en el loteo y seríamos los directamente afectados por el proyecto, que altera las reglas del juego de tal forma que sufriremos directamente las consecuencias. Los demás estarán lejos de aquí, no se afectará su opción de vida y si los topamos en alguna parte, a lo más nos pedirán disculpas pero el daño ya estará hecho.
En este contexto, el proyecto parte del “supuesto base” que el control de acceso al loteo se mantendrá, en similares características como las actualmente existentes, incluso reforzadas, aunque no sabemos como se concilia ello con la disposición de la Municipalidad a que el Templo sea rodeado por un “parque público”. Aparentemente, sólo parece una cuestión de "negociar" la cantidad de guardias, mantención de los jardines, etc.
No obstante, el "supuesto base" es utópico. En efecto, una vez recibido un loteo, las calles pasan a ser "bienes nacionales de uso público", en virtud del artículo 135 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones. Una vez que tienen esa condición, son de aquellos bienes que pertenecen a la Nación toda, sin posibilidad alguna de limitar los accesos o el goce de tales bienes.
Cuando los usuarios de un "bien nacional de uso público" están muy delimitados, como ocurre en un "pasaje", la Autoridad permite que se puedan cerrar, lo cual importa un cierto "control de acceso", aún cuando jurídicamente, si cualquier persona quiere entrar o transitar por ese bien, podrá hacerlo.
En el caso del Loteo, la calle Arboretum Sur ha funcionado en un esquema de "pasaje", por cuanto la Municipalidad entiende que el acceso es "terminal", en el sentido que las calles interiores no comunican con otras calles hacia el exterior. Esto ha funcionado, sin que nadie lo impugne, dado que no hay opositores, al igual que en la gran mayoría de los loteos de La Reina y Peñalolén, que tienen la misma regulación.
Sin embargo, cuando esté funcionando el Templo Bahai, aunque pongan mil guardias, los accesos al loteo se convierten en una instancia de tránsito a otro lugar. Por ende, no hay modo alguno que puedan controlarse los accesos a un bien nacional de uso público. Cualquier persona que diga que se dirige a ese Templo podrá entrar, con o sin el consentimiento de los guardias.
Una vez que entre por calle Arboretum Sur, toda persona podrá usar y gozar de las áreas verdes públicas del loteo, las que, según el mismo 135 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, también pasan a ser "bienes nacionales de uso público".
En resumen, cualquiera sea el acuerdo que se alcance con la comunidad Bahai, es completamente antijurídico si menoscaba el carácter de "bien nacional de uso público", que pertenece a la Nación toda. Por lo tanto, ¿cómo se pretendería "controlar" el acceso a determinadas personas, siendo que ni siquiera se podrá limitar el horario de acceso por la noche?. El tema tiene muchas más aristas jurídicas que las que se piensan a primera vista.
El modo de usar o gozar de los "bienes nacionales de uso público" no depende de acuerdos entre privados. Más aún, ni siquiera la Autoridad Pública puede disponer libremente de tales bienes, puesto que se trata de una naturaleza de bienes regulados por la Constitución Política, a favor de la Nación toda.
Todavía más, verdaderas medidas de mitigación que satisfagan a los vecinos implican resolver plenamente los puntos indicados en nuestra carta a la CONAMA, tales como la construcción de una vía expresa previa a la construcción del Templo (continuación de Grecia y desvío al Norte hacia el templo por ejemplo) que también sea la vía de acceso al proyecto en operación, el manejo de residuos sólidos de los servicios sanitarios que se construyan para el Templo y anexos –no suficientemente explicitados en el EIA-, enfrentar los riesgos de inundación asociados a la quebrada Nido de Águila, etc.
¿Y qué pasará con la diversidad de aves de distintos colores que nos acompañan, que dejarán de cantar, de trinar y de despertarnos en las mañanas si es que hace el proyecto?. ¿Quién nos compensará por ello?.
Y a todo ello hay que agregar un impacto que no se puede mitigar porque la sóla existencia del Templo impide conservar el entorno: Hay quienes podrán decir que la comunidad de Peñalolén gana con el parque que rodeará al Templo, en desmedro de los vecinos de Arboretum, pero casi 7 millones de santiaguinos (peñaloleninos inclusive) perderán en la medida que un “tulipán gigante” de 30 metros nos cortará la vista a la cordillera a medida que nos acerquemos al Oriente.
Cuidado con las promesas que tienen el objetivo de cambiar nuestra opción de vida y de compensar la pérdida de algo artístico e incalculable.
Leonardo Suárez
Vecino de Arboretum
Vecino de Arboretum
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